Desde 1997 las leyes cubanas regularon este tipo de actividad con licencia comercial. Desde entonces muchas familias cubanas han comenzado a alquilar habitaciones, apartamentos y también villas enteras a los turistas extranjeros que preferían este tipo de estancia más en estrecho contacto con la realidad cubana. Son casas administradas directamente por las familias propietarias y ofrecen servicios de limpieza, gastronómicos y de lavandería (los dos últimos a solicitud del cliente pues no están incluidos en el precio del hospedaje). Las casas legales son controladas periódicamente por funcionarios estatales y tienen obligaciones legales que hacen que el huésped se sienta seguro. Sin embargo, existe también el fenómeno ilegal de aquellos que alquilan su casa sin tener la mencionada licencia para hacerlo y que no son controlados por el estado. A causa de la escasa seguridad que ofrecen, estas casas sin licencia se deben absolutamente evitar, aunque ofrezcan tarifas inferiores a las de las casas oficiales.